No es lo mismo una piel a los 20 años que a los 50 o más. Al llegar a la plenitud, los cambios físicos son notorios: aparición de líneas de expresión, manchas y piel deshidratada, que son los principales signos de la edad y que se deben atender con prioridad. En el pasado, por ejemplo, se creía que el maquillaje excesivo era la solución para disimularlos y el efecto era un completo desastre. Todo aquello que se intentaba ‘ocultar’ con plastas de maquillaje termina por marcarse más.
Cambiar la rutina de belleza cuando se llega a la madurez es una necesidad, que trae consigo beneficios notorios a simple vista. Se trata de buscar soluciones que favorezcan la calidad de la piel, lo que se logra con productos preventivos o correctivos, así como de nuevas prácticas acordes a tu nueva apariencia.
De adentro hacia afuera
La piel es nuestro lienzo, por lo tanto, debe tener un aspecto saludable. Al madurar, se pierde lozanía y frescura, por ello, la clave será atender el problema a profundidad a través de tu rutina de skincare, en la que debes incluir cremas o sérums antiedad. Gracias a su composición y textura de fácil absorción que penetra las distintas capas de la piel, es como lograrás devolver algo de la vitalidad que ha perdido con los años. No puedes olvidar tu protector solar. Así que aplica uno con un amplio factor de protección, que te cuide de los rayos del sol, así como de los que generan los dispositivos móviles.
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Apuesta natural
En cuanto a tu maquillaje, debes apostar ahora por los de consistencia ligera, pues entre más espesa sea la base, más se acentuarán las líneas de expresión, te dará un efecto acartonado y endurecerá tus facciones. Una más suave será más fácil de difuminar y aplicar por todo tu rostro, dándole una apariencia más natural.
El corrector de maquillaje debes usarlo con prudencia. Abusar de él puede resultar contraproducente, así que aplícalo con moderación y difumina para que no destaque lo que intentabas ocultar. Otra recomendación para atender las ojeras es masajear la zona con los minirodillos de jade, para intentar aclararlos y activar la zona, para evitar que se formen bolsas.
Sombra aquí, sombra allá
Si vas aplicar sombras, debes apoyarte en las de consistencia cremosa, que hidratan el párpado. Si solías usar las de polvo, es momento que te despidas de ellas, ya que por las características de tu piel pueden acentuar más las arrugas. En cuanto a los colores, es momento de usar tonos tierra o rosados, que sean sutiles, no exagerados ni dramáticos, pues estos te aumentarán años.
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Mirada cautivadora
Siguiendo con los ojos, toca el turno de las pestañas. Nutrirlas será tu principal tarea, ya que con los años se van perdiendo ‘pelitos’. Para ello incluye el uso de un suero para que crezcan las pestañas. La máscara ahora tendrá que ofrecerte un buen efecto de volumen, para tratar de recuperar la densidad que se ha perdido con los años, de preferencia, úsala únicamente en la línea superior.
Otra recomendación es apostar por la tendencia tightline, que consiste en delinear la zona interna superior del ojo (o waterline), lo que te ayudará a hacerlo visualmente más grande, con profundidad, pero con mucha naturalidad.
En cuanto a tus cejas, basta aplicar tu cosmético de costumbre para rellenar esos huecos que te ha dejado quitarlas con las pinzas --ya sea lápiz o gel--, y finalizar con un cepillado para direccionarlas hacia arriba y que tu mirada sea más abierta y luminosa.
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Labios humectados
En tema de labiales, los tonos afrutados, como naranjas y rosados, son la mejor elección. Los nudes, por extraño que parezca, no son los más recomendables para pieles maduras, pues suelen evidenciar todas aquellas arrugas que se marcan alrededor de la comisura de los labios. Otro consejo que debes considerar es delinearlos. Según los expertos, luego de perder su definición, un lápiz te ayudará a perfilar tu boca.
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En conclusión, llegando a los 50 debes repensar tu rutina de maquillaje, apostando ahora por una tendencia más minimalista, es decir, en la que menos, es más, para lucir radiante y juvenil y no exagerada y recargada por el maquillaje.