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Niños hiperregalados: cuando llenamos a los menores de juguetes y obsequios

Conoce las consecuencias que podrá sufrir tu hijo si fomentas en él este síndrome

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No hay padre de familia que no intente darle todo, en la medida de sus posibilidades, a sus hijos —desde vacaciones, viajes, permisos, aparatos electrónicos, juguetes, dinero—, como muestra de su cariño y protección. 

Sin embargo, esta saturación de obsequios, más que hacerlo feliz lo convierte en una persona apática, insatisfecha y poco agradecida. Estudios han demostrado que el llenar a los pequeños con regalos y todo aquello que piden, o exigen, tiene consecuencias que los afecta desde su niñez hasta su vida adulta. 

En promedio, se estima que un niño puede llegar a recibir hasta 10 regalos durante la temporada decembrina, entre los que le deja el Niño Dios, Santa Claus y los Reyes Magos.  

La terapeuta Marisa Navarro explica que cuando un niño recibe tantos obsequios es incapaz de concentrarse en un solo, lo que provoca que su atención sea dispersa y pierda la ilusión. 

“Es por ello que al contrario de lo que se pretende, llegue a frustrarle y así se vuelva apático, se enfade y empiecen las quejas, con el típico ‘esto no es lo que quería’ y otras cosas peores, que tan mal sientan a los padres”, señaló la especialista a Educación Inicial de Fundación Slim. 

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Como consecuencia de dicha insatisfacción, los menores desarrollan lo que es conocido popularmente como ‘síndrome del niño hiperregalado’, que se define así al menor que ya nada le sorprende, aunque siempre está deseoso de pedir, o exigir más, y cuando lo obtiene pierde el interés inmediatamente. 

 

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Responsabilidad de los padres 

Que los menores actúen o se comporten de esta manera es responsabilidad única y exclusiva de los padres, muchos de los cuales quieren mostrar su cariño y afecto a través de regalos, con los que buscan compensar sus ausencias o la poca o nula atención que les dan. 

En consecuencia, los menores desarrollan involuntariamente ese anhelo de estar solicitando objetos, mismo que han comprobado le son retribuidos cuando sus padres cumplen con sus exigencias, generando un círculo vicioso de pedir-recibir que cada vez se va haciendo más grande y que tiene repercusiones en los menores a corto y largo plazo.

En primera instancia, el atender sus ‘necesidades’ o exigencias’, vuelve a los menores poco tolerantes, pues se les ha acostumbrado a cumplir con sus anhelos inmediatamente.  

“Decir no a los hijos a veces cuesta porque sabemos que se enfadarán, y nos sabe mal, pero diciendo que sí, cuando debería ser no, lo único que hacemos es negarles la oportunidad de aumentar su tolerancia a la frustración”, explica para el diario El País la psicóloga y la educadora social Maribel Martínez. 

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Otro de los síntomas, y que es una alerta para los padres, es cuando los pequeños se encuentran aburridos y no sabes con qué jugar, aun cuando tienen su habitación llena de juguetes. Esta reacción, que va acompañada de una actitud apática, es una respuesta del cerebro que se ha sobreestimulado provocando que disminuya su creatividad.  

En acción 

Una de las primeras soluciones a este padecimiento es que los padres deben aprender a decir ‘no’ y cumplir con lo dicho y no ceder ante cualquier chantaje del menor. También será de suma importancia enseñarle a los pequeños a valorar y cuidar sus pertenencias; que las cosas cuestan y para obtenerlas habrá que ganárselas para hacerse merecedor de ello. 

Los menores imitan, así que como adultos se debe analizar qué tan consumistas somos y predicar con el ejemplo.  

Demostrar que el amor no se mide por los objetos, sino por el cariño, afecto, atención y tiempo que se le da, aplicando la popular frase que vale más la calidad que la cantidad. 

A través de la convivencia, enseñarle valores, como compartir ya sea con sus hermanos, primos y amigos, o a través de la donación de juguetes que ya no use y ofrecerlos a niños que no tienen la misma oportunidad de vida a la de ellos. 

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En resumen, fomentar en los pequeños el síndrome del niño hiperregalado tendrá consecuencias, entre ellas: 

*Serán poco tolerantes 

*De niños pasan a convertirse en adultos frustrados 

*Se vuelven seres consumistas 

*Toman una actitud egoísta ante los demás  

*Pierden la capacidad de asombro 

*Son personas sin creatividad ni imaginación 

 

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