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Cómo saber si los mariscos que vas a comprar son frescos

¿Te ha pasado que quieres comprar camarones y no tienes idea de si están buenos o no? Aquí te compartimos una útil guía para que no vuelva a pasarte

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Es un hecho bien sabido que, a pesar de que tenemos mucha costa, si no vivimos a la orilla del mar, a los mexicanos nos cuesta trabajo elegir menús cotidianos a base de pescados o mariscos.

Dado que esto es así, cuando finalmente nos decidimos a preparar un plato con base en mariscos, al llegar al mercado, supermercado o pescadería, no tenemos ni la más remota idea de qué debemos observar, oler o tocar para saber si estos están en óptimas condiciones. (Casi) todos hemos vivido la experiencia de comer algún camarón o almeja que no estaba en su mejor momento y, por lo tanto, sabemos las terribles consecuencias que eso trae a nuestro sistema digestivo, por decirlo de una forma amable.

(FOTO TOMADA DE PIXABAY)

Con esto en mente, hemos preparado aquí una guía básica pero muy efectiva, para que al ir de compras obtengas el mejor valor por tu dinero, ya que otro punto importante es que los mariscos no son baratos.

Lo primero que debes saber es que los que llamamos mariscos o frutos del mar, se dividen en tres grupos: crustáceos, moluscos y cefalópodos.

Camarón fresco. (FOTO TOMADA DE COMMONS)

CRUSTÁCEOS

Estos son los mariscos con patas y caparazón como camarones, langostinos, langostas, jaibas o cangrejos. En teoría, la mejor opción es comprarlos vivos, pero esto  no siempre se logra, particularmente si vives en una ciudad no muy cercana a la costa, aunque en algunos sitios es posible encontrar --sobre todo--, langostas vivas, aún en la ciudad. 

Si están refrigerados, debes checar que la cabeza sea traslúcida  y ligeramente verdosa y que el caparazón sea suave al tacto. Si están congelados, el animal debe estar intacto, si le faltan muchas patas o se le cayó la cabeza, mejor evítalo. La carne debe ser ligeramente traslúcida; si está muy opaca o el caparazón se ve también opaco, no lo elijas. 

Si están cocidos, el caparazón debe ser rosado o rojo intenso, sin manchas verdes o negras. Es mejor si las patas y la cabeza están prácticamente enteras, si se cayeron ya, es mejor evitar esa pieza.

Un dato importante es que, sin importar si están crudos, refrigerados, congelados o cocidos, deben tener un agradable aroma a mar. Si el olor es penetrante y más bien desagradable, pasa.

Almejas. (FOTO TOMADA DE MAXPIXEL.NET)

MOLUSCOS

Son los mariscos que tienen concha, como los ostiones, almejas, patas de mula, mejillones y otros. Si los estás comprando vivos, las conchas deben estar bien cerradas, si están medio abiertas pero al acercar el dedo se cierran, esto es una buena señal. El líquido que desprendan debe ser transparente, abundante y con un grato olor a mar.

No elijas las piezas con las conchas rotas o estrelladas. Si las conchas cerradas tienen un olor fresco a mar, estás del otro lado, si el olor se acerca más, aunque sea ligeramente, al del amoníaco, descártalas enseguida.

Pulpo gigante del Pacífico. (FOTO TOMADA DE PXHERE)

CEFALÓPODOS

Se trata de un grupo de moluscos marinos que tienen un saco con una abertura a través del cual sale su cabeza. Ésta se distingue claramente del resto del cuerpo y está rodeada de tentáculos y ventosas, hay de ocho de patas, como los pulpos, y de 10, como los calamares. 

Para saber si está fresco, la carne debe tener un color entre blanco nacarado y rosa pálido, su consistencia debe ser firme al tacto y estar, húmedo, suave y resbaladizo. La piel debe estar pegada al manto, los ojos brillantes y salientes y las ventosas no deben desprenderse fácilmente. 

Si sigues estas sencillas indicaciones, lo más seguro es que tendrás un delicioso platillo o una exquisita mariscada, pues pocas cosas hay más ricas y necesitan menos preparación que los mariscos frescos. ¡Bon appétit!