Un grupo de artesanos mexicanos hace cuatro generaciones crearon las tradicionales “calaveritas de dulce” que desde ese entonces se volvieron en uno de los elementos de la ofrenda de Día de Muertos en México.
Este artículo se convirtió en un símbolo de valores mexicanos gracias a la influencia a nivel mundial de la época de Halloween.
La dulcería Jímenez Hermanos fue un negocio que comenzó con los bisabuelos de estos y se mantiene hasta el sol de hoy y cada año forman a una nueva generación de artesanos para seguir creando las calaveras hechas de azúcar o chocolate.
Estas calaveritas dulces se disponen en los altares que preparan las familias en honor a los seres queridos que ya no están.
En la fábrica, la celebración del día de muertos es la época más movida, ellos también atienden a clientes del extranjeros, su elaboración comienza en el mes de septiembre.
"Para nosotros son las benditas calaveras", refiere Jiménez sobre el producto estrella, y explicó que el proceso de elaboración de las mismas abarca tres días aproximadamente.
En un recipiente de cobre, se meten alrededor de 25 kilos de azúcar y cinco de agua, que se ponen a hervir. Después de agregar una decena de cucharadas de limón, se espera a que la mezcla esté "a punto de caramelo", momento en el que se enfría y pasa de un color cristalino a blanco.
Es entonces cuando se rellenan los moldes de barro, se deja enfriar unos minutos y ya se saca la mezcla con la forma característica de la calavera.
Se dejan reposar un día antes de empezar con la decoración, tras lo cual hay que dejar pasar otras 24 horas.
La decoran con papeles de colores, pastas de colores y dibujos con una técnica única que tiene la familia desde la creación de la empresa.
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