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El PAN, una historia de desencuentros

El más reciente encontronazo al interior del Partido Acción Nacional ha acaparado la atención en los últimos días sobre todo del llamado "círculo rojo". Las opiniones en artículos, columnas y en redes sociales son de lo más diversas, pero prácticamente todas coinciden en que Acción Nacional vive una profunda crisis a la que no se le ve salida en un futuro cercano.

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Sería ocioso buscar una explicación en las divergencias entre diputados y senadores panistas, en el Pacto por México o en la reforma política. Tampoco en la supuesta invasión del ámbito de competencia del legislativo, que insisto, me parece un argumento por demás endeble, pues las iniciativas se han presentado por quienes están facultados para ello, y las han modificado y aprobado, ni más ni menos, que la mayoría calificada de legisladoras y legisladores de ambas cámaras. En todo caso estamos ante el reflejo de una disputa que se empezó a gestar hace aproximadamente dos años y medio.

Para tratar de identificar las causas de este nuevo enfrentamiento entre su dirigente nacional y el ahora ex coordinador del grupo parlamentario en el Senado, tenemos que remontarnos cuando menos a diciembre del 2010, en qué Madero obtuvo la presidencia de este instituto político, aun sin contar con el apoyo de Felipe Calderón, quien tenía una intervención clara en los asuntos partidistas. Por cierto, Roberto Gil, uno de los aspirantes y quien gozaba de las preferencias del entonces Presidente de México, es hoy uno de los Senadores que se han expresado con mayor dureza respecto a Gustavo Madero.

Tampoco podemos olvidar que en el proceso interno de Acción Nacional en 2011, Calderón se apostó con todo para tratar de sacar adelante la candidatura de Ernesto Cordero, pero no tuvo éxito. Dos reveses que sin duda deben haber dolido a quien desde siempre había hecho del PAN su casa, y cuya influencia creció de manera muy significativa durante su periodo de gobierno.

Es un secreto a voces, que conforme pasaba el tiempo, la relación entre Felipe Calderón y el dirigente partidista se fue tornando cada vez más ríspida. Además de las acusaciones mutuas que se vertieron a lo largo de la campaña ante la evidente falta de apoyo a Josefina Vázquez Mota, una vez que terminó el proceso electoral con los resultados de todos conocidos, Calderón operó para que se convocara a una asamblea con la intención de reformar los estatutos de su partido antes de que concluyera su periodo de gobierno, pero Madero se opuso y logró posponerla hasta este año.

Posteriormente, en un complicado proceso de negociación, Calderón todavía pudo incidir en el nombramiento del Coordinador del GPPAN en el Senado, Ernesto Cordero, quien, además, contaba con un numeroso grupo de Senadores afines, pues muchos de ellos habían obtenido sus candidaturas, tanto de mayoría como plurinominales, gracias al apoyo presidencial.

Desde el inicio de la legislatura, la relación fue muy tensa, pues el grupo cercano a Calderón se pronunció porque el partido asumiera un papel mucho mas activo en la defensa de su administración, y que fijara una posición dura frente al gobierno de Peña Nieto. Por ello, tomaron como una afrenta el apoyo de Madero al Pacto, pues el contraste entre los logros con que iniciaba el actual gobierno con el pasado reciente, no resultaba muy favorecedor para el ex Presidente.

Como se puede observar, en realidad no estamos atestiguando un debate de carácter doctrinal o sobre el proyecto de nación que debe impulsar el Partido Acción Nacional para los próximos años. Tampoco se trata del análisis crudo de los errores que dieron pie a la derrota electoral del año pasado, o de la discusión de la estrategia que se va a seguir para recuperar la Presidencia de la República en 2018 o 2024.

Es mucho mas simple pero no por ello menos grave, lo que provocó este nuevo desencuentro entre el Presidente del Partido y el Coordinador de los Senadores y cabeza visible del grupo cercano a Felipe Calderón. No es otra cosa que la encarnizada disputa que están sosteniendo por el control del PAN, de la que una gran parte de la militancia permanece ajena, y que probablemente tendrá su desenlace a fines de este año en que se debe renovar su dirigencia.

Pero lo mas preocupante, es que a diferencia de otros momentos de crisis que ha vivido Acción Nacional, en esta ocasión se ha pasado de la critica a la ofensa, de las posiciones enfrentadas al reto abierto, y me parece que se está al borde de una ruptura institucional de la que difícilmente se tendría regreso.

Esperemos a ver que sucede.

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